Entradas

Mostrando entradas de abril, 2012

Se busca:

Imagen
Busco chico alto, con buen andar. Maletín en vez de mochila. A ser posible, traje, nunca de rayas. Si no, vaqueros en su sitio. Ocasionalmente podría llevar pitillos de color rojo. Pelo corto, nada de greñas. Busco chico que se salte los semáforos al pasear por la calle, camine seguro y mirando al horizonte. Que no recicle pero sea limpio. Que deje un rastro de colonia a su paso y se pare en las tiendas de óptica. Cualquier cosa menos gafas Ray-Ban, demasiado vistas. Que diga la palabra planning  y proponga cuando yo esté indecisa. Delgado pero no espárrago. Fuerte pero no cuadrado. Peinado pero nunca repeinado. Tez con moreno dorado. No exijo color de ojos, pero sí una mirada limpia y sincera. Busco chico que cruce por mitad de zona verde, salude a un perrito y conozca su raza. Erguido y decidido. Mirada detenida pero no intimidatoria. Curioso pero no fichón. Que acelere el paso al cruzar por la calle. Que conduzca seguro y al coger el volante por arriba estire el brazo izquie

Adiós

Imagen
     Veo cómo cierras los ojos con fuerza. Levantas las cejas, niegas con la cabeza. Lentamente, bajas la barbilla hacia el suelo. Ahora no puedo ver tus ojos. Estoy rota por dentro. ¿Por qué no me dices nada? Háblame. Grítame.      En ese momento decides que ya nada tiene sentido, que ya no merece la pena luchar por mí. Dejas que me escape entre tus dedos. Te dejo, y tú no saltas. Admites tu derrota, no te defiendes. Lloro. Me acompañas a casa. La impotencia me mata. Lloras. La gente nos mira. Pero qué importan.      Te suplico un abrazo antes de irte, de abandonarme. Me desgarra la frialdad con la que me lo das. Tus músculos, flácidos, ya no me rodean con ternura, con seguridad ni protección. Me abrazas y te vas, sin volverte a mirarme, con la cabeza gacha, rendido. Yo sigo tu recorrido, tu marcha. Ya no estás. Y lo peor es que ha sido mi decisión.            Un escalofrío me recorre el cuerpo. Siento frío en esta tarde de verano. Algo me aprieta en el pe

En el cole

Imagen
La última clase en el cole. Faltan pocos minutos para acabar. La profesora da un repaso de lo que nos ha enseñado en clase. Sí, ya sé perfectamente lo que es una ecuación de segundo grado. Y también me sé la fórmula general para resolverla. ¡Ay madre...! Acaba de preguntar si hay alguna duda. Ya he metido los libros en la mochila, el estuche está cerrado y mi cuaderno preparado para cerrarse. Discretamente, me he puesto la chaqueta mientras hacía su querido repaso. Ufff... cuánto quedará. Miro disimuladamente el reloj que está encima de la pizarra. ¡Faltan dos minutos! ¡Dios mio! Será... ¡Ya está la empollona haciendo su preguntita de turno! ¿Por qué no podrá esperar al descanso para hacerle la pelota? Mi pierna va como loca. Ya no la controlo. La rodilla se me va a desencajar con tanto traqueteo. ¡Ya está! Ahora recuerda los deberes para mañana. Página doscientos sesenta y cuatro, ejercicios veintitrés, veinticuatro, veinticinco y veintiséis. ¿Algo más? ¿Esta mujer no sabe que