Mi momento

A propósito de una pregunta inocente, lanzada al aire por azar como quien responde a un cuestionario anónimo de esos que te predicen tu futuro, o si le apuras tu profesión, evoqué recuerdos confusos. ¿El momento más feliz de mi vida? Es una pregunta difícil, porque cuesta graduar la felicidad cuando cada momento ha tenido su magia.

Recordé momentos puntuales de mi vida, juegos infantiles, locuras de adolescente, y grandes desafíos cumplidos. Sí, lo confieso, pensé en el primer amor, el primer trabajo, el primer objetivo profesional alcanzado. Sentí abrazos, lágrimas dulces y tiernas despedidas acompañadas de promesas de reencuentro.

Por supuesto pensé en mi familia, siempre conmigo, en la distancia, y recordé antiguos amigos, los que perdí y los pocos que conservo. Pero muy lejos de todo eso, te vi a ti. Sentí la calidez de tu abrazo como ningún otro, el alivio que me invade cuando juntos, con nuestra lógica y pasión tirándose de los pelos, resolvemos nuestras disputas. Evoqué el volver a verte después de tres largos días separados, cuando el beso del reencuentro es tan raro como el primer beso y me río por dentro. Siento tus caricias, delicadas, y tu cálido aliento.

Me quedo con cualquiera de esos momentos contigo, cuando me siento en paz con el mundo, y nada más me preocupa. Cuando te siento a mi lado y de mi lado, y pienso en que puedo hacerle frente al mundo entero, que nadie me para. En ese momento, todo lo demás pierde importancia. Y solo existes tú, y la felicidad que sentimos. Ese es mi momento.


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