Lecciones


La vida sigue dándome lecciones que, minan mi preciada ingenuidad, mi optimismo y también mis ilusiones.

A veces me paro a pensar en cómo acabará todo esto, si me convertiré en una mujer fría y solitaria —de esas que reniegan del mundo y desconfían de todo y tienen una coraza y son impenetrables y saben predecir comportamientos y leer a las personas y ellas son tan inteligentes como impredecibles y no se permiten ser vulnerables ni cobardes ni dependientes— o si podré mantener mi capacidad de sorprenderme.

Quiero conservar mi esperanza en la humanidad de las personas, quiero confiar en que me quieran desinteresadamente, quiero que un gesto pequeño siga siendo importante, quiero no calcular los riesgos. Pero cada vez es más difícil, cuando la vida y sus lecciones te vuelven la alumna más aventajada de tu clase, pero tú no quieres.

Comentarios

  1. Como tantas otras cosas, la ingenuidad, la pureza y el optimismo de la juventud no se valoran de verdad hasta que se pierden... Un saludo. A.

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